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Carmelo Real durante la presentación de su tesis.
Carmelo Real Apolo, alcanza el ‘cum laude’ con una tesis sobre la formación de maestros en el siglo XIX en Badajoz

Carmelo Real Apolo, alcanza el ‘cum laude’ con una tesis sobre la formación de maestros en el siglo XIX en Badajoz

Licenciado en Psicopedagogía y, también, en Antropología Social y Culturalpor la Universidad hispalense, culmina un trabajo de investigación en el que se destacan el rigor, la labor documental y la claridad expositiva.

Juan Carlos Zambrano

Sábado, 2 de enero 2016, 12:25

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Han sido muchos años de investigaciones, prácticamente desde que terminé la carrera, los últimos tres especialmente intensos, pero por fin, hace unos días, Carmelo Real presentó en la Universidad de Sevilla su tesis doctoral, titulada La Escuela Normal de Maestros de Badajoz. 1844-1900, un trabajo que le ha valido la calificación de sobresaliente cum laude.

Se trata de un análisis muy documentado sobre la evolución histórica de la formación de los maestros, que expone cómo se ha ido institucionalizando esta formación en nuestra provincia, explica. Según comenta, para ello ha consultado numerosos centros, especialmente archivos, tanto en Extremadura como de fuera de nuestra región, para completar un trabajo que ronda el millar de páginas y contiene alrededor de 2.000 anotaciones al pie.

El tribunal, compuesto por catedráticos de varias universidades españolas,encargado de evaluar su tesis ha destacado el rigor científico, la excelente documentación, la exposición y la defensa del trabajo.

Con la perspectiva que le da tanto su investigación como el trabajar a pie de obra es profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura y técnico de formación de la Diputación de Badajozasegura que la formación del profesorado ha mejorado sensiblemente. Antes se exigían las cuatro reglas, algo de lengua y poco más; ahora el currículo es mucho más amplio y diverso, y además se incide no sólo en la formación en cuanto a la adquisición de conocimientos, sino también en cuanto a competencias y habilidades sociales para relacionarse con los alumnos.

Con todo, reconoce que hay mucho por hacer. Es imprescindible un gran pacto entre los partidos políticos por la educación, que no puede estar sujeta a vaivenes electorales, y reforzar cuestiones como las materias instrumentales del currículo, la autoridad del docente, el valor de las acreditaciones para asegurar que las personas que las obtenga hayan logrado los objetivos que se plantean desde los distintos niveles educativos, en definitiva, optimizar los conocimientos académicos tanto en ciencias como en humanidades, asegura.

Su experiencia le acredita para afirmar que hoy en día el nivel de exigencia ha bajado en exceso, y lo describe con una realidad: no puede ser, y me lo estoy encontrando, que en las aulas universitarias el alumnado presente una deficiente comprensión lectora, eso no es admisible.

Otro lastre, aunque se va corrigiendo, es el uso de las nuevas tecnologías. Las nuevas tecnologías son un aliado del profesor, no un enemigo, y es necesaria la formación permanente para responder a estos retos y mejorar las dinámicas en el aula. Cierto que algunos profesores, especialmente los más veteranos, tienen cierto recelo, porque ven que sus alumnos dominan mejor que ellos estos nuevos campos, pero es fundamental que todos se impliquen, que se exploren y exploten sus grandes posibilidades para mejorar la enseñanza. No se trata de poner un ordenador en clase o dar una tableta a los alumnos, es un trabajo de coordinación y adaptación tanto en la forma, es decir, en el modo de enseñar, como en el fondo, esto es, en los contenidos que se enseñan.

Estas son cuestiones que Real Apolo trata de aplicar en su día a día. Asegura que cursó las dos licenciaturas para orientarse a la formación para el desarrollo, los recursos humanos y la mejora de las organizaciones, ya sean públicas o privadas.

Hoy puede afirmar que hace lo que le gusta, primero en la docencia en la Universidad de Sevilla y ahora en Extremadura. Me muevo entre la formación de los futuros profesores en la Universidad y la optimización de recursos humanos en mi labor en la Diputación, explica.

En este último aspecto, indica que el campo es muy amplio, puesto que se trata de formación para mejorar la empleabilidad, en dos vertientes: por un lado, el desarrollo de competencias de los empleados públicos de la provincia, y por otro, la formación a desempleados.

La relación entre una mejor formación y las posibilidades de encontrar empleo son muy claras, eso es indudable. Incluso en una época tan difícil como la de ahora, o quizá, especialmente en una época como la de ahora, la cualificación da mayores garantías. A lo mejor la persona tiene que cambiar de campo formativo y profesional, buscar nuevos caminos, otras oportunidades, pero con la formación adecuada lo conseguirá, señala.

Como ejemplo de esto último, alude precisamente a sus acciones más recientes: dar formación en idiomas a gente de distinta titulacióny que se planteanmarcharse fuera de España a trabajar, pero carecían de conocimientos de la lengua del lugar donde debían ir. Antes quizá no se lo hubieran planteado, pero ahora ven que aparte de su titulación académica en cualquier especialidad, necesitan los idiomas porque les ayudan a mejorar sus opcioneslaborales.

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