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"Hasta hace dos años, la convivencia entre los de aquí y los que llegamos de fuera era normal"
JOSÉ 'PEPÍN' LÓPEZ. EMIGRANTE CON MÁS DE MEDIO SIGLO VIVIENDO EN CATALUÑA

"Hasta hace dos años, la convivencia entre los de aquí y los que llegamos de fuera era normal"

Pese a llevar desde 1966 emigrado, nunca ha olvidado su pueblo, a donde vuelve siempre que puede. Además, es fundador y miembro activo de la asociación cultural extremeña Zurbarán, con sede en Badalona

j. c. z.

Domingo, 10 de diciembre 2017, 19:40

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José López, conocido en Fuente de Cantos como Pepín, tuvo que marcharse a mediados de los 60 como tantos extremeños porque aquí no había futuro. Asegura que nunca tuvo problemas en Cataluña por ser de otra tierra hasta que empezó el procés. Esta situación lo ha cambiado todo y López detecta hoy odio y fractura social, tanto que se ha llegado a plantear regresar a su pueblo de manera definitiva.

-¿Por qué decide emigrar?

-En Fuente de Cantos no había trabajo si no era de funcionario, en alguna Caja o si tenías tierras. Yo no tenía acceso a ninguna de esas cosas. Con 14 años empecé a trabajar de camarero o dependiente en Casa Domingo, con Currito, con El Latero, incluso haciendo las ferias de los pueblos de alrededor, pero me di cuenta de que así no había futuro y con menos de 18 años me marché.

-¿Cómo fue su inicio en Cataluña?

-Me lo propuso un familiar, y empecé de camarero en el barrio del Buen Pastor, en San Andrés, junto con mi hermano. Al principio fue muy duro, trabajábamos de ocho de la mañana a doce de la noche y dormíamos en el mismo bar. Tres años después regresé a Extremadura a hacer la mili, y pensé incluso en quedarme, pero la situación era igual y además mi novia (hoy mi mujer) marchó a Cataluña, así que volví a irme. Tuve suerte porque en la mili había hecho algún curso de mecánica y eché la solicitud en la Mercedes Benz y me cogieron, y ahí he estado 40 años, hasta la jubilación.

-¿Desde ese momento ya todo fue más cómodo?

-Bueno, es cierto que en la fábrica se trabajaba a turnos y era más cómodo que el bar, y además allí había 30 paisanos y nos ayudábamos, pero también es cierto que el sueldo no llegaba y que había que buscarse la vida trabajando los fines de semana de camarero en pueblos de la zona, incluso vendí mantecados de La Estepa.

-¿Mantuvo la vinculación con su pueblo?

-Siempre, aprendí en el Colegio de los Padres, del que fui el alumno número 18, a amar la cultura y el folclore extremeños y todo lo relacionado con nuestra historia. Venía dos veces al año a ver a mis padres y vivía intensamente esos días, visitando las iglesias, la biblioteca, los monumentos Me empecé a dar cuenta con pena de que aquí no se invertía, no se hacía industria sino que se comercializaba en Cataluña lo producido. Siempre he defendido mis raíces y sigo viniendo y quedándome mucho tiempo, pero los hijos y los nietos tiran. De todos modos, sí que me gustaría pasar los últimos años en mi pueblo.

-¿Cómo surgió la asociación cultural extremeña Zurbarán?

-Pues desde 1992 nos juntábamos unos 300 paisanos en Bellvitge a celebrar la Fiesta de la Chanfaina, y se me ocurrió que por qué no lo hacíamos de manera regular. Así creamos en 1999 la asociación entre ocho paisanos, y nos fuimos dando a conocer a alcaldes y autoridades de Badajoz y Cáceres, que hoy nos acompañan en muchos de los actos que celebramos. Ahora estamos afincados en Badalona, en un local cedido por el ayuntamiento y realizamos no menos de veinte actividades por año, entre ellas, la Chanfaina, el Día de Extremadura, la Semana Cultural con el cada vez más reconocido premio internacional de pintura Zurbarán

-¿Qué le ha aportado esta asociación?

-Encuentro con la tierra, amistad y muchas vivencias. Fíjese, cuando inauguramos la asociación el 28 de enero de 2000, puse el Himno de Extremadura, y muchos ni lo conocían. Era emocionante ver a aquellos hombretones llorar como niños por los recuerdos que a cada cuál se le venían, del Caño, la Miranda, las perrunillas de la plaza, el puente Tres Ojos, etcétera.

-¿Cómo emigrante como ha vivido los últimos acontecimientos en Cataluña?

-Con mucha tristeza. Hasta que empezó todo esto del procés nunca tuvimos problemas, cada cual hablaba como quería. De hecho yo entiendo el catalán pero no lo hablo y no pasaba nada, nadie me dijo como ahora que me fuese a mi pueblo. Los catalanes son gente noble, pero ahora todo ha cambiado, hay fractura social, odio, y es imposible razonar con los independentistas, tienen la mente cerrada. Además, más tristeza todavía cuando escucho en mi tierra hablar de boicot a los productos catalanes, ¡pero si eso se produce en mi Extremadura!

-¿Cree que se volverá a la normalidad?

-No lo sé. Algunos se han liado la manta a la cabeza y solo ven odio y venganza, el España nos roba y cosas así. Además, fuera ha habido falta de tacto. Creo que el que solo quiera ser catalán, pues bien, que no perjudique al resto que queremos ser también españoles, y por supuesto extremeños, porque como Extremadura no hay nada. Espero que todo se arregle, y se empieza yendo a votar, que la democracia costó mucho esfuerzo, y esto no son elecciones de catalanes, sino de Cataluña, de todos los que vivimos aquí y hemos aprendido a querer esta tierra.

-¿En estos años ha notado progreso en su pueblo?

-Poco, quizá en temas culturales sí. En cuanto al resto, no echemos la culpa a ninguna corporación, luchemos nosotros. Hay que hacer más cosas como lo del Tren Digno, y pelear porque se transformen aquí los productos, que haya industrias. Tenemos que aprender a sacar más beneficio a la autovía y reclamar cosas como más rentabilidad del campo, un hospital, juzgados, que creo que serían importantes y de justicia.

-Hoy día, jubilado y con la situación que hay en Cataluña, ¿se plantea volver definitivamente?

-Pues lo cierto es que hace un mes me lo planteé muy seriamente. Es algo que siempre tengo en la cabeza, y cada vez me gusta más participar en las cosas del pueblo, y además he adecuado la casa del pueblo con vistas a eso. Creo que mi tierra está llena de buena gente, y por eso me gusta implicarme en todo, porque amo mi tierra y la vivo cada día.

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