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Editado el trabajo de Cayetano Ibarra que retrata las tradiciones agrícola y pastoril

Editado el trabajo de Cayetano Ibarra que retrata las tradiciones agrícola y pastoril

La revista Saber Popular dedica un monográfico al cuaderno de campo de Ibarra, premiado con el García Matos

Juan Carlos Zambrano

Lunes, 27 de febrero 2017, 08:53

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Son más de 170 páginas en las que Cayetano Ibarra desgrana con cariño los usos y costumbres de la agricultura y el pastoreo en las comarcas de la Baja Extremadura. El trabajo, presentado en forma de cuaderno de campo, es fruto de años de observación, investigación y conversaciones con personas que aún tienen en su memoria los usos más tradicionales de las labores del campo, la mayoría ya perdidas o en claro retroceso.

Este trabajo mereció en 2013 el premio García Matos de investigación, y hace poco vio, por fin, la luz, en forma de monográfico editado por la revista Saber Popular.

Pero el trabajo de Ibarra va mucho más allá de la recreación de las labores tradicionales. Es, a la vez, como dejó patente su autor en la presentación del volumen, primero en Badajoz y luego en Fuente de Cantos, una reivindicación del dibujo etnográfico como disciplina que supera en muchas ocasiones a la fotografía. Como señala el propio autor, el dibujo obliga a aprender a mirar, a reparar en detalles de cada elemento dibujado, que muchas veces pasarían inadvertidos cuando se limita a tomar una fotografía. Además, el dibujo permite extraer perspectivas de cada elemento y desarrollarlas, es decir, desmontar pieza a pieza los enseres y aperos.

La segunda parte del trabajo se centra en los usos agrícolas y pastoriles. Dando voz a las personas que conocen bien de los oficios y trabajos del campo, Ibarra va desgranando la cultura popular más arraigada, desde cómo hacer un chozo, hasta el arte del equileo, o como ahijar ovejas, o para qué sirve al pastor el sonido del campanillo, o cómo se construye un chozo, etcétera.

Una tercera parte del monográfico, sin duda la más llamativa, es la que recoge las páginas del cuaderno de campo de Ibarra, reproducido en 125 láminas que sin duda moverán a algunos a la sorpresa por el ingenio mostrado por nuestros ancestros, mientras a otros le evocarán nostalgias de otros tiempos donde la vida tenía otro ritmo más acorde con la naturaleza.

Nada más abrir la revista por esta parte nos encontramos con los carros, que como relata Ibarra en sus anotaciones de campo, son una evolución del carro romano. Hoy solo pueden verse, los pocos que se conservan, de romería en romería o en algún museo. Trillos, arados, aparejos, distintas herramientas como hoces, horcas, sachos, jocinos, celemines o guadañas, vinculadas a cada una de las labores agrícolas son reflejadas con mimo en dibujos donde se anota rigurosamente el qué y el para qué.

Seguidamente se aborda el tema del motor del carro, esto es, el cuidado y preparación de la bestia que debería tirar del mismo. Técnicas de esquileo y herraje, herramientas que se utilizaban, modos en los que había que sujetar al animal para evitar accidentes y todo lo relacionado con estos oficios es descrito con detalle y acompañado por excelentes dibujos.

Se pasa así al otro sector vinculado a nuestro campo más tradicional, el pastoril. Se comienza haciendo un distingo entre el pastor y el guardaovejas. El segundo se limita a sacar el ganado y volverlo a encerrar. El primero tiene tras de sí un saber aprendido por el contacto con sus mayores que le sirve también para dar cuidado a sus animales, para conocer si algo va mal y para saber a dónde hay que llevarlo para que se alimente mejor.

Distintas razas de ovejas, las parideras, el ahijamiento, así como los enseres que acompañan al pastor y la gastronomía que se deriva de este oficio tienen un lugar destacado.

Finaliza el trabajo enseñando, como si de un manual de arquitectura tradicional se tratase, cómo se construye un buen chozo paso a paso.

En resumen, un trabajo que debería no solo mover a la curiosidad, sino quizá incluirse en las programaciones escolares como parte de la cultura más cercana.

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