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Manolín García lleva la guitarra flamenca a Finlandia

Manolín García lleva la guitarra flamenca a Finlandia

El fuentecanteño protagonizó junto a la cantaora y bailaora Maite Olivares cuatro conciertos en la ciudad de Turku, además de impartir clases de guitarra

Juan Carlos Zambrano

Martes, 4 de julio 2017, 19:05

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Dicho y hecho: Manolín García cogió su inseparable guitarra y recorrió casi 4.000 kilómetros para participar en la flamenco week de la ciudad Finlandesa de Turku, la tercera mayor del país, acompañando a la cantaora y bailaora Maite Olivares. Fuimos contratados por una pareja de pianistas profesionales, Pauli y María, que organizan conciertos en su propia casa, con lo que no nos teníamos que mover de allí.

Lo primero que le llamó la atención fue que en esta época nunca se hace de noche, se queda a partir de las once como aquí un día nublado. Lo segundo, la temperatura, pues mientras aquí, en su tierra, padecíamos la ola de calor la temperatura allí era ideal, sobre 20º, ibas en camisa y, si acaso, con algún jersey.

Al ser los conciertos en una vivienda particular, aunque grande, el aforo era necesariamente limitado. Un máximo de 30 personas, eso sí, cobrando una buena entrada, porque en esos países interesa mucho la música de calidad, venga de donde venga, y además el nivel de vida es mayor, mucho mayor, explica.

Fueron tres conciertos en casa de sus anfitriones y otro más en un restaurante que les contrató al saber de su presencia. Las sensaciones han sido muy buenas, veíamos al público disfrutar, aunque no entendiesen ni jota de lo que cantaba Maite, pero se notaba que había conexión con la música, comenta Manolín, y añade: además, como ya sabemos en Fuente de Cantos, Maite es muy espontánea y con su desparpajo se metía al público en el bolsillo enseguida, y sobre todo llamaba mucho la atención el baile, que es otra faceta suya extraordinaria.

En cuanto a las costumbres en la comida está claro que les ganamos, jeje, aunque es cierto que ellos tienen muy asumido lo de la vida sana, que se ve tanto en lo que comen como en el hecho de que allí se desplazan casi todos en bici, y ni en el centro, que es donde estábamos nosotros, se veían atascos. Relata también que cuando han salido a comer fuera me he dado cuenta de lo concienciados que están con los temas de alergias e intolerancias, pues en todos sitios había opciones sin gluten y sin lactosa.

Respecto al trato con la gente, el guitarrista fuentecanteño resalta que es gente muy educada y respetuosa, jamás dan una voz más alta que otra, y en general con un gran nivel cultural y manejo de idiomas: prácticamente todos hablan inglés y la mayoría también sueco. ¿Que cómo nos entendíamos? Pues Maite habla inglés, y yo con mi inglés precario cazaba lo que podía. Está claro que saber idiomas es fundamental para desenvolverte por ahí.

Otra faceta que Manolín García desarrolló durante su semana de estancia es la de teacher, como le anunciaban en los carteles. Las clases eran caras, mucho más que los conciertos, y en general se les ve una excelente disposición, comenta, y añade: por ejemplo, le he dado clases a una pintora famosa de Turku, Hanna Varis, y pese a que ha cogido poco la guitarra, lo captaba todo rápidamente, y además tenía una actitud muy positiva, muy abierta a aprender y eso ayudaba bastante, pese a que ella no sabía una palabra de español y mi inglés, como he dicho, es de andar por casa, pero para eso está la música, que dicen que es un lenguaje universal.

Como resumen general de la experiencia, Manolín apunta que ha salido todo genial, ha sido una experiencia preciosa y he conocido a grandes personas, y por supuesto que volvería a repetir. El guitarrista comenta que conociendo a Maite sabía que todo iba a salir bien, que íbamos a disfrutar y así ha sido, además Pauli y María nos han tratado de manera excelente, por lo que mi resumen es que para mi ha sido una suerte trabajar en lo que me gusta, conocer a toda esta gente y tener momentos así, que ojalá se repitan.

Ahora ya tiene su próximo desafío en mente: volver a participar en el espectáculo de Rafael Amargo. Es todo un honor, no solo por trabajar con una figura tan reconocida, sino por lo que aprendes con el resto de compañeros, que son grandes músicos y así todo es más fácil.

Manolín define al bailaor como una persona normal, muy meticulosa, pendiente de todo y muy trabajador.

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