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Otra forma de peregrinar al Rocío

Otra forma de peregrinar al Rocío

Culebrones Bikes completa su desafío de 210 kilómetros desde Bienvenida a la aldea almonteña

j. c. z.

Lunes, 9 de octubre 2017, 18:06

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210 kilómetros por cañadas, veredas y senderos. Este era el desafío marcado este año por el club bienvenidense Culebrones Bike: partir de Bienvenida y llegar a la aldea del Rocío, con parada intermedia en Sevilla, en Triana.

El grupo de 17 deportistas salió de la ermita Bienvenida el sábado a las 8.00 de mañana, para buscar la Vía de la Plata y enfilar hacia Sevilla. Así fueron superando Fuente de Cantos, Monesterio, Culebrín, Real de la Jara, Almadén de la Plata, Castilblanco de los Arroyos, Guillena, Itálica, Santiponce, Camas y llegada a Triana ya bien entrada la noche.

Fueron, según explica Rafael Parra, integrante de la expedición, 137 kilómetros que se hicieron muy duros en algunos tramos, especialmente al cruzar la sierra entre Monesterio y Guillena, por las cuestas y el calor, y además por las inevitables caídas y pinchazos.

Superada esta parte, aún quedaba afrontar la estepa sevillana, bajo un ambiente asfixiante, antes de llegar a la capital andaluza. En cada sitio donde pasábamos o parábamos la gente nos aplaudía y nos preguntaba de dónde veníamos, señala Parra, y añade: cuando llegamos a Sevilla eran las 11.30 y fue muy bonito porque había mucha gente en el puente de Triana que se paraba a aplaudirnos.

Los ciclistas iban en todo momento acompañados por una furgoneta de apoyo y asistencia.

Tras hacer noche en Sevilla, de nuevo a la ruta. Esta vez se trataba de completar 72 kilómetros entre Triana y el Rocío por la ruta que hacen las hermandades de peregrinos. Paso por San Juan de Aznalfarache, Mairena del Aljarafe, Bollullos de la Mitación, La Juliana, Pinares de Aznalcázar, Villamanrique de la Condesa y por fin, la aldea rociera.

Aquí el problema no eran las cuestas, sino que en muchos tramos la ruta tenía mucha arena y las bicis se quedaban pinchadas, por lo que era muy duro avanzar, indica Parra.

Por fin, junto a la ermita, los ciclistas se encontraban con sus familias, que habían viajado en autobús para esperarles, con quienes disfrutaban de una paella antes de emprender el regreso.

No es la primera de estas rutas que organiza Culebrones. De hecho, el pasado año el desafío fue a otro santuario mariano, Guadalupe, con un trazado de 250 kilómetros.

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