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Luis Fernández trabajando en su taller de Fuente de Cantos en uno de los vestidos de flamenca de su colección 'Serendipia'/
La Feria de Sevilla se viste en Fuente de Cantos

La Feria de Sevilla se viste en Fuente de Cantos

El diseñador Luis Fernández se posiciona entre las firmas imprescindibles de ferias y romerías. Es de Fuente de Cantos y es el único representante de la región que luce sus colecciones de vestidos de gitana en la pasarela internacional de Sevilla

miriam f. rua

Lunes, 16 de abril 2018, 08:46

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Luis Fernández Lorenzana se ha criado entre volantes y modistas. Con esos mimbres no es de extrañar que su nombre resuene hoy en el mundo de la moda flamenca como una de las firmas más frescas y con más recorrido de nuestro país.

A sus 29 años, este joven es el único extremeño que desfila en la meca de los lunares y los volantes, el Salón Internacional de la Moda Flamenca (Simof) de Sevilla, el escaparate más prestigioso del traje regional andaluz. Y lo hace con los elogios de público y crítica.

Luis Fernández es de Fuente de Cantos, municipio al sur de la provincia de Badajoz que tiene una de las romerías dedicadas a San Isidro más antiguas de Extremadura (con el título de fiesta de interés turístico regional) y donde las mujeres conservan la tradición de vestirse de gitana para hacer el camino y disfrutar de la fiesta en el campo.

Con las mujeres de su familia, Luis ha vivido de cerca los preparativos del mes de mayo: los encargos de los trajes de flamenca, los arreglos, el planchado... En este ambiente de familiaridad con los volantes ha crecido y ha soñado. Por eso, se ha abierto las puertas de la moda de la mano de la flamenca.

Se formó en diseño en una escuela de moda sevillana a la que llegó después de estudiar escaparatismo, una profesión entonces en auge que, sin embargo, sucumbió en los años de crisis económica.

Su reconversión al diseño de moda no era, sin embargo, su plan B, por eso acabó entre patrones, tijeras y agujas. El verano anterior a empezar sus estudios se compró dos máquinas de coser, con las que entró en contacto por primera vez con el mundo de la moda. Hasta entonces, sus únicos pinitos con las agujas habían sido con los disfraces de Carnaval.

«Empecé de manera autodidacta. Antes de iniciar mis estudios en la moda no sabía ni cortar ni coser ni nada», confiesa. En la escuela de diseño despuntó desde el primer curso, de ahí que profesores y compañeros le animaran desde el principio a presentar sus creaciones a concurso.

Bautismo con premio

Se resistió por vergüenza y perfeccionismo. Pero al final, cuando estaba en el último curso, decidió bautizarse en la pasarela sevillana que le quitaba el sueño. Se presento en 2016 al certamen de diseñadores noveles de Simof y lo ganó. Su propuesta se titulaba 'Habemus flamenca' y era una colección inspirada en el mundo romano, que contaba a través de sus creaciones flamencas el camino entre Mérida y Sevilla, a través de los distintos estamentos del antiguo imperio. Bordados de hojas de laurel, dorados y hasta casco de centurión subió a la pasarela que le puso en el mapa de la moda flamenca.

«Yo me había imaginado toda mi vida desfilando en esa pasarela que había seguido desde niño y conseguí ganar el premio», recuerda.

Su primera propuesta fue rompedora, pero a Luis le inspira la flamenca clásica, a la que sabe renovar con guiños contemporáneos. «Tengo un estilo propio, el que me conoce sabe qué trajes son míos por los volantes».

Eso lo demostró con su segunda colección, en la que hizo un homenaje a Carmen Sevilla, con la que participó en Simof como profesional por primera vez. Su última propuesta, presentada este año, ha sido 'Serendipia', con la que ha adaptado el traje de flamenca a las últimas tendencias de la moda, llenando de perlas y lazos las gasas, mikados, algodones y tules de sus creaciones. Esta es su tercera colección y ha sido todo un éxito. Este fin de semana muchas de sus clientas estrenarán sus vestidos en la Feria de Abril y otras muchas los lucirán en el Rocío y en las romerías de Extremadura y Andalucía.

Luis Fernández no hace dos vestidos iguales para la misma fiesta. «Hago trajes a medidas y exclusivos. A mí no me gustaría que una clienta se encontrase en una caseta con otra con el mismo traje, eso te puede pasar con Zara pero no conmigo», dice.

El diseñador fuentecanteño vive en estos meses el pico álgido de su trabajo. Cuando tiene que hacer y entregar los trajes que le encargan. Trabaja a medio camino entre Fuente de Cantos, donde tiene el taller y la tienda, y Sevilla, donde regenta su atelier. Su trabajo es cien por cien artesanal, porque salvo las costuras a las que les mete la máquina, el resto es un trabajo de aguja, dedal y esmero.

Mientras cose, su cabeza ya piensa en su próxima colección de moda flamenca. Su proyección le permite vivir de su trabajo. «Es un lujo, aunque también tiene sus desventajas, porque yo no tengo horario ni fecha en el calendario», bromea.

Con este ritmo no es raro que diga que su sueño más inmediato es dormir ocho horas seguidas, aunque en realidad tiene la vista puesta en sacar adelante su primera colección de trajes de novia, el siguiente escalón de su prometedora carrera.

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