

Juan Carlos Zambrano
Martes, 9 de febrero 2016, 12:40
Licenciado en Ingeniería Aeronáutica por la Universidad de San Luis, donde también cursó el máster, se doctoró en esta especialidad en la Universidad de Michigan, y ahora ejerce como profesor e investigador en Rutgers, la Universidad de New Jersey. Antes colaboró en proyectos de la NASA, AFOSR (Ejército del Aire) y DARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa) de Estados Unidos. Francisco Javier Díez Garías (Fuente de Cantos. Junio de 1972) no se plantea volver a España, aunque reconoce que echa de menos a mis padres, la comida de allí y la playa, por ese orden. Se confiesa enamorado de su trabajo, aunque también reconoce que es muy duro, con jornadas de 12 horas (y una pausa de media hora para comer) y solo dos semanas de vacaciones al año.
-¿Por qué decide marcharse a Estados Unidos?
-Me voy en 1972 a estudiar Ingeniería Aeronáutica atraído por el modelo universitario norteamericano, en el que los estudiantes se implican en la investigación y desarrollan proyectos reales. Lógicamente, esta decisión de irme tan lejos provoca bastante intranquilidad en mis padres, aunque tengo que decir con orgullo que, pese a sus temores, siempre me apoyaron y eso me ha dado fuerzas para continuar.
-¿En algún momento se plantea volver?
-Es una posibilidad que nunca cierro, pero lo cierto es que el modelo de investigación norteamericano me ha enganchado cada vez más. Con todo, fui de los primeros de mi especialidad en convalidar los estudios en España, y hace 6 años estuve a punto de volver, cuando me llamaron de la Universidad Politécnica de Cataluña para dirigir un nuevo departamento de Ingeniería Aeronáutica. Aquello no cuajó, pero mantengo una excelente relación con ellos, y hemos colaborado en bastantes ocasiones.
-¿Y de visita, viene con frecuencia?
-Siempre en Navidad a ver a mis padres, y si puedo en verano. El año pasado pude estar en las fiestas patronales de la Hermosa, que hacía mucho que no estaba, y me hizo muchísima ilusión.
-¿La vida en Estados Unidos es muy distinta a la de aquí?
-¡Uff!, se podría hacer un libro sobre eso, aunque hace tiempo que dejé de establecer comparaciones. Allí la gente es menos abierta, y por supuesto hay menos fiestas y nada de costumbres como el cafelito a media mañana y la caña y la tapa al mediodía. En cuanto a la comida, sin que me oigan aquí, ni comparación con la española. Aquí es fast food a todos los niveles.
-¿Cómo es un día laboral normal?
-Me levanto tarde, a las 9 o así, y llego al despacho a las 10 (ventajas de ser profesor en Estados Unidos, donde tú te pones tus horas). Paso por el laboratorio, donde hay una docena de estudiantes desarrollando proyectos y donde aclaramos dudas o cuestiones pendientes. Luego me centro en los proyectos, hasta la hora de comer. Como alrededor de la 1, siempre rápido, aunque intento comer con mis estudiantes al menos una vez a la semana. Tras la comida, son frecuentes las reuniones y también aprovecho para contestar el correo. Además, trabajo en proyectos de investigación o publicaciones y atiendo a problemas burocráticos. El sistema de allí te obliga a dedicar mucho tiempo a la burocracia, ya que el profesor es responsable directo de la contratación, de justificar los gastos del departamento, de certificar las investigaciones, es como si dirigiese una pequeña empresa. Vuelvo a casa alrededor de las 8 o las 9, con tiempo para cenar y comentar con mi mujer lo que hemos hecho durante el día.
-¿Cómo ha visto los cambios que se han producido aquí durante su etapa en Estados Unidos?
-Ha habido progresos en cuanto a investigación, y se ayuda más a los emprendedores, pero sigue sin arraigar plenamente esta cultura y darle todo el valor, y eso que en España hay gente excelente. Mire, por ejemplo, el mejor estudiante que he tenido hasta ahora era un chico con raíces extremeñas, que hizo el doctorado en mi laboratorio y con el que he creado una empresa de aerogeneradores. Si él se ha quedado aquí es por las oportunidades, y eso es lo que había que cuidar.
-Últimamente se habla mucho de la fuga de cerebros en España, ¿qué cree que habría que hacer para retener el talento o, siquiera, para que quienes se marchan vuelvan una vez formados?
-Darles oportunidades, impulsar la investigación. Por ejemplo, hacer un doctorado en Ingeniería se debería pagar bien y valorar mucho. Yo pago aquí, con el dinero de investigación, el doctorado de los estudiantes. En una opción creo que mejor que el sistema de becas. Porque el problema no es solo que se marchen, el problema también es que se quedan pero haciendo cosas que no tienen que ver con su formación ni con sus cualidades.
-¿Qué es lo que más admira de los norteamericanos?
-Su modelo de investigación, que genera nuevas ideas, crea empleo y enriquece a toda la sociedad. Es un modelo que aprovecha el talento de cualquier parte del mundo. Se premia el esfuerzo, el trabajo duro, con oportunidades que no hay en ningún otro sitio. No es un sistema fácil, es más duro que aquí, porque trabajas todo el tiempo, solo tienes dos semanas de vacaciones y te pueden echar sin indemnizarte, pero merece la pena por las posibilidades que te ofrece.
-¿En qué proyecto está trabajando ahora, al margen del Naviator?
-Hay dos muy interesantes. Uno es un sistema que mejora el rendimiento de las turbinas eólicas y permite incrementar un 40% el beneficio de las empresas. El resultado es tan impactante que las compañías son escépticas y vienen a decirte que cómo vas a haber desarrollado el mayor avance en el sector de los últimos 30 años si ellos, con su ejército de ingenieros, no lo han logrado. Ahora acabamos de lograr que el Gobierno nos pague un estudio para demostrar a gran escala que el proyecto es viable y tiene un gran potencial.
Otro proyecto es algo en lo que llevo trabajando 10 años, con financiación de la Navy, y que es un sistema de propulsión eléctrica, algo similar a lo que aparecía en la película La caza del Octubre Rojo. Básicamente es propulsión electrocinética, generando campos eléctricos que desplacen el agua y así se propulsaría el submarino. Las ventajas es que es silencioso, mucho más eficiente y la propulsión puede estar en todo el perímetro de la nave, no solo en la parte de atrás, lo que permite moverse en cualquier dirección.
-Para finalizar, ¿objetivos a medio plazo?
-Seguir investigando, es lo que me apasiona y a lo que dedico todo el tiempo. De hecho, cuando estoy en España siempre estoy conectado de algún modo a mi laboratorio.
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