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En este edificio pudo estar la sede de la primera cooperativa de crédito de Extremadura.
La Caja Rural de Extremadura, creada para liberar al agricultor de la usura, cumple 110 años

La Caja Rural de Extremadura, creada para liberar al agricultor de la usura, cumple 110 años

El historiador Antonio Manuel Barragán desvela los entresijos de aquel modelo cooperativo que sirvió de ejemplo para toda Extremadura

Juan Carlos Zambrano

Lunes, 8 de febrero 2016, 20:44

Eran los primeros años del siglo XX, y solo en algunas ciudades extremeñas existían sucursales de los bancos de Madrid. Para las zonas rurales, la única opción era la usura: tal y como describe Tomás Marín Pérez, entonces director de la sucursal del Banco de España en Badajoz: el famoso real por duro al mes está muy generalizado entre los pequeños labradores, tratándose de préstamos en metálico, pues cuando versa sobre especies, especialmente cereales, el tipo corriente es de cuartilla por fanega en dos o tres meses, lo que hace subir el tipo de interés al ciento o ciento cincuenta por ciento anual, y en ocasiones, se elevan los intereses al inconcebible tipo del cuatrocientos por ciento.

Esa situación es especialmente penosa en zonas como Fuente de Cantos: varios años encadenados de malas cosechas, que culminan en 1904 con una producción casi nula, hacen caer a numerosos labradores en manos de los usureros. Así se refleja muy gráficamente en un informe sobre el por qué de la Caja fuentecanteña, realizado en 1907: conocedores de que la usura, cuyas redes aprisionan entre sus mallas al labrador, al que impiden toda acción y desenvolvimiento, al que agobia obligándole a dejar en sus manos la producción y el trabajo, procuraron por este medio arrancar de sus garras a aquellos desgraciados víctimas de la insaciable avaricia de semejante calamidad, rémora funesta de la vida y del progreso de los intereses sociales. Se puede decir más alto.

La primera iniciativa tomada por propietarios afectos al Partido Liberal fue acudir al Banco de España a pedir un crédito, que sería distribuido entre los agricultores más necesitados de Fuente de Cantos. Antonio Márquez y Francisco Romero acuden a visitar a Marín Pérez, pero este les indica que la operación es imposible. Eso sí, les ofrece una alternativa: crear una caja rural de crédito mutuo y solidario. El propio Marín Pérez elabora reglamentos y estatutos.

El 15 de octubre de 1905 se reúnen los fundadores de la Caja en el Casino de la Amistad. Suscriben el acta fundacional 171 socios, en un acto presidido por el jefe de los liberales fuentecanteño Manuel Carrascal Gordillo.

Se establece como sede social la calle Zurbarán (hoy Llerena), número 34 (más o menos donde hoy se ubica la Casa Rural).La entidad tiene dos peculiaridades, al menos: nace sin capital social y su finalidad, claramente expresada, no es ganar dinero, sino crear hábitos de economía y ahorro entre los agricultores y auxiliarse mutuamente.

El capital se va formando con las cuotas de entrada y mensuales de los socios, quienes, además se comprometen a responder con sus bienes si es necesario. En cuanto a la segunda peculiaridad se refuerza por el hecho de marcarse que, de disolverse la sociedad, sus bienes y fondos se destinarán a obras benéficas.

Esta Caja abre solo dos horas a la semana, siempre en domingo. Se ofrece a los impositores un 3% por sus depósitos, hecho novedoso que va rompiendo con la arriesgada costumbre de guardar el dinero en los propios domicilios.

En cuanto a los créditos, había cuatro condiciones: que hubiese fondos en la Caja, que el solicitante fuese socio, que ofreciera garantía suficiente y que destinase el préstamo a la industria agrícola y pecuaria.

Se ofrecían tres tipos de préstamo: hipotecario, a cinco años, con garantía de inmuebles y con un interés fruto de sumar el 1% al que tuviese el Banco de España; pignoraticio, a un año, con interés del Banco de España mas 0,5%, y con garantía de la futura cosecha o ganado, y personal, con las mismas condiciones que el pignoraticio excepto en la garantía, que sería la que aportase otro asociado. Este sistema dinamita por completo la actividad de los usureros.

Aunque en esos primeros meses lo habitual era que se concediesen microcréditos (otra fórmula que parece novedosa hoy, pero que no lo es tanto) también hubo casos de créditos muy cuantiosos: el más importante, de 100.000 pesetas (alrededor de medio millón de euros de hoy), a Concepción Real y Tinoco de Castilla, que ofrece como garantía una finca de 1.288 hectáreas en Monesterio. También se conceden créditos importantes a Juan Pagador Romero (75.000 pesetas), José Antonio García Romero (70.670 pesetas) o José Carrascal Gordillo (50.000 pesetas), todos ellos garantizados con fincas hoy todavía muy conocidas: La Gallega, Los Quejigales, Dehesa Nueva, Azorrillas

El ejemplo de la Caja Rural de Fuente de Cantos fue pronto copiado por otras localidades, que incluso calcaron los estatutos.

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