García Carretero crea un museo sobre la historia de la lírica española

Compré este terreno hace tres años, ya con la idea de que sirviese para guardar mis pertenencias y recuerdos, al decidir venirme de Madrid, explica Emilio García Carretero. Aquel proyecto para ubicar todo tipo de objetos fruto de una larguísima carrera profesional ha desembocado en una especie de museo, que en su planta baja expone un recorrido por la historia de la lírica española, mientras que dedica la primera parte a su artista fetiche, la admirada Antoñita Moreno.

Sobre esto García Carretero se apresura a realizar dos advertencias. La primera general: esto no es un museo abierto al público, porque para ello se necesitan unas condiciones en cuanto a accesos, seguridad, distribución, etcétera, que no tengo intención de afrontar. Eso sí, quienes tengan curiosidad por ver lo allí guardado pueden visitarlo de forma particular. Asimismo, aquellos investigadores que quieran consultar los documentos que atesora también tendrán acceso.

La segunda es de carácter particular: no se trata de un refugio donde me he retirado. Yo no estoy retirado, sigo en activo aunque ya no viva en Madrid, y si se me ofrece un proyecto interesante, participaré, porque mi deseo es seguir trabajando allá donde me llamen.

¿Y qué ofrece este no-museo? Pues en una de sus plantas ni más ni menos que un recorrido por prácticamente toda la historia de la lírica española. Nada más entrar, un retrato del maestro Chapín salvado milagrosamente del incendio del Teatro Realpreside un muro donde puede verse un gran cartel de la obra La del Soto del Parral, flanqueado por algunas de las fotos que marcan los momentos más importantes de la carrera del cantante, con figuras de la talla de Plácido Domingo o Alfredo Kraus.

Porque las fotos son una parte muy importante de esta colección. Las hay a miles, unas pocas expuestas, otras recogidas cuidadosamente en álbumes. Allí están todos los que han sido algo en este arte: la Caballé, la Duval, Marujita Díaz, los mencionados Domingo y Kraus algunas me las dieron los artistas cuando trabajé con ellos, y otras me las enviaron luego. También en muchas ocasiones estos artistas en sus propios testamentos reflejaban que se me entregasen sus archivos de fotos, explica García Carretero.

No menos relevante es la colección de recortes de periódico y programas de mano del teatro. En álbumes cuyas tapas han sido diseñadas por el propio cantante, se guarda casi toda la historia del teatro español, especialmente el lírico, desde 1874. Documentos únicos, como el último programa de mano del Teatro Apolo, cerrado el 30 de junio de 1929 para ser demolido, tienen cabida allí.

Pero hay mucho más. Hay una extensísima recopilación de partituras de copla, ópera o zarzuela, legajos históricos muchos de ellos casi imposibles de encontrar hoy. También la colección de farsas, textos de obras de teatro que dejaron de publicarse a principios de la guerra civil, o una serie de documentos sobre el festival de Mérida en la época de Tamayo, así como del Teatro Real.

Y rodeándolo todo, cubriendo del suelo al techo a lo largo de todas las paredes, libros, muchísimos libros. Son los que he ido guardando a lo largo de toda mi vida, la mayoría de ellos sobre teatros y sobre el teatro, explica.

Antes de abandonar esta planta, García Carretero advierte: esto que puede verse es solo una parte de lo que he ido atesorando a lo largo de mi carrera, aún queda mucho guardado en cajas en mi casa.

Una escalera da acceso a la primera planta y en la propia subida ya se va señalando a quién está dedicada: fotos y pinturas de Antoñita Moreno, la artista más admirada por el cantante, con la que mantiene todavía hoy una relación de amistad, jalonan el acceso.

Preciosos vestidos, carteles de actuaciones, enseres de todo tipo y muchas fotografías llenan este recinto dedicado en exclusiva a la cantante y actriz que tanto marcó a García Carretero.

Aún está terminando de colocar los diversos objetos, pero el cantante ya está en más proyectos. Además de incidir en que no está, ni de lejos, retirado, anuncia el lanzamiento den pocos meses de otro libro. Este será dedicado a La Fornarina la reina del cuplé, se diga lo que se diga, fallecida en 1915 con tan solo 30 años y en el apogeo de su carrera. Siempre he tenido mucha fijación con esta cupletista, y de ahí el libro, concluye.