Los vecinos de San Benito denuncian el abandono municipal de su barrio

Siete años clamando en el desierto son muchos años. Al menos eso es lo que piensan los vecinos de las calles Cerro San Benito, Valencia y Calderón de la Barca. Su primer escrito al ayuntamiento data de noviembre de 2009. En él pedían (casi como ahora, porque poco ha mejorado) la adecuación del parque infantil (los toboganes y columpios son un peligro más que una diversión), reforma del muro colindante (que ha provocado algunos accidentes infantiles), limpieza de imbornales y mejora del encauzamiento (cuando llueve, y se pudo comprobar hace unos días, sus calles son un río de barro que luego nadie limpia), mejores accesos a la parte elevada de la calle Valencia, ahora solo accesible por sus dos extremos, más contenedores, vigilancia y adecuación del peligroso cruce entre las tres calles del barrio.

Se mostraban comprensivos entonces estos vecinos, quienes admitían que todo no se puede hacer de golpe, pidiendo que se fuesen acometiendo las mejoras poco a poco, como en el resto de zonas del pueblo.

Dos años y pico después, en enero de 2012, y ya con la nueva corporación municipal salida de las elecciones del año anterior, los mismos vecinos reiteraban sus peticiones. El listado de demandas era casi idéntico, con el agravante de que la dejadez municipal había empeorado la situación, y así se citaba, por ejemplo, que la barandilla del pretil de la calle Valencia estaba a punto de venirse abajo.

Agradecían la visita de responsables municipales al barrio tras las inundaciones sufridas poco antes debido a la suciedad de las alcantarillas y las deficiencias de la red de evacuación de aguas, pero pedían además soluciones. Igualmente, hacían notar que el estado de las calles era un desprestigio para todo el pueblo, ya que esa zona era precisamente lugar de paso de cientos de peregrinos que hacen el Camino de Santiago por la Vía de la Plata.

Tampoco esta vez tuvo eco su petición, por lo que hace unos días enviaron el tercer escrito, acompañado por fotos, y aún con la angustia y el enfado vividos tras anegarse sus calles con la tormenta de hace unos días. Por eso, este escrito concluye con un ¡basta ya, nos sentimos discriminados!, que resume el estado de ánimo de los vecinos.

Aseguran haber asistido indignados y sorprendidos a cómo se hacían mejoras en lugares como plaza del Olmo, parque del Calvario, parque de la calle Guadalcanal, plaza del Sol, plaza del Padre Manjón, mientras en su zona se ignoraba la degradación urbana.

Apuntan que no solo el parque infantil se ha convertido en un pedregal lleno de riesgos para los niños, por el deterioro del mobiliario urbano y la presencia de una caseta de transformación escasamente protegida, sino que el muro de la calle San Benito muestra trazas de inminente ruina, el pretil de la calle Valencia sigue deteriorándose, la tormenta volvió a dejar en evidencia el estado de la red de evacuación y anegó casas y cubrió de barro (ahora tierra y polvo) las calles, los resaltos para evitar que se circule a velocidad excesiva se retiraron con la tormenta y no se han vuelto a poner, y las aceras, calzadas y jardines presentan una aspecto lamentable.

Los vecinos se preguntan ¿cuándo nos va a tocar a nosotros?, e indican que la única actuación municipal llevada a cabo ha sido retirar el tobogán del parque infantil, cuya chapa podía provocar peligrosas heridas, pero no han puesto ninguno nuevo.

Los firmantes del escrito recuerdan que son vecinos como el resto y pagamos nuestros impuestos como todos, por lo que tenemos derecho a que se nos trate igual.