Juan Carlos Zambrano
Jueves, 25 de agosto 2016, 16:31
Adquirir habilidades sociales, lograr un desarrollo emocional adecuado, promover habilidades motoras y de comunicación, potenciar el área cognitiva y abrir una alternativa de ocio, son algunos de los objetivos del taller de musicoterapia que se ha venido desarrollando durante un curso escolar en el centro ocupacional Francisco Asuar.
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Una veintena de alumnos con discapacidad intelectual han participado en el proyecto. Según explican María Martín y Granada García (presidenta y secretaria, respectivamente, de la Asociación de Padres y Amigos del Minusválido) todo nace a raíz de una propuesta de Gloria Pagador, psicóloga del centro ocupacional, pianista y experta en Musicoterapia.
Nos lo planteó y nos pareció una idea excelente, así que la pusimos en marcha, indican, y añaden: la cuestión es que para darle continuidad necesitábamos dinero, por ejemplo, para los instrumentos. De este modo se pusieron en contacto con la Fundación Caja Badajoz.
La propuesta encontró acomodo entre los proyectos sociales de la Fundación, que la dotó con 1.500 euros. Con ello se dio un impulso a la actividad. Los alumnos fueron divididos en grupos y comenzaron a realizar las acciones marcadas por Pagador.
El taller comprendía dos apartados, que se realizaban al principio y final de cada sesión. El primero, la fase activa, consistió en el aprendizaje de sencillos instrumentos musicales, así como la creación de instrumentos a partir de material reciclado. Igualmente, mediante la danza (libre o dirigida) se mejoró la coordinación y la creatividad. Además, la actividad de canto propició mejorías en la memoria, el lenguaje y la orientación temporal.
En la segunda fase, la pasiva, los alumnos aprendieron a relajarse sincronizando la respiración con la música y profundizando en distintos sonidos para despertar su interés por esta expresión artística.
Todos los pasos del programa contaron con evaluación de la psicóloga y autoevaluación por parte de los participantes, a los que se estimuló para expresar qué sentían en cada sesión.
El taller, realizado en el aula de psicomotricidad del centro, constituyó, según Martín y García un rotundo éxito, del que quisieron hacer partícipes a la Fundación Caja Badajoz, porque su aportación ha sido de gran importancia para que el proyecto se completase.
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